II Parte
El
Mensaje
Un Plan Eterno en los Cielos
“… Bendito sea el Dios y Padre
de nuestro Señor Jesucristo;
según nos escogió en el antes de la fundación
del mundo; habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”.
Efesios 13:5.
Existe desde antes de que este mundo fuera formado y el hombre creado en la tierra un plan y propósito definido en el corazón de Dios para cada persona; el centro de su plan es su hijo Jesucristo a quien ofreció para rescatarnos y hacer de él el modelo perfecto de todas sus criaturas y que a su tiempo lo envió como el mismo lo había preparado y escrito en su libro. Este mismo plan es el que ahora sigue operando y el Padre mismo sigue dirigiendo como el soberanos sobre todo el universo; escogiendo y llamando hombres y mujeres conforme a su propósito para participar de un grandioso plan que se viene cumpliendo a través de todas la generaciones. Hoy tu y yo nos encontramos delante de este llamado y los planes del Padre son usarnos dentro de su obra siendo medios a través de los cuales el reino de Dios en la tierra sea extendido y la obra del Señor sea realizada con éxito en nuestra generación.
La Autoridad de Dios Delegada
“...Haya pues en vosotros este mismo sentir
que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios… se humillo a si mismo, haciendoseobediente hasta la muerte;
por lo cual Dios también le exalto hasta lo sumo
y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en los cielos,
y en la tierra y debajo de la tierra;
y toda lengua confiese que Jesucristo
es el Señor para Gloria de Dios Padre”.
Filipenses 2:5-11.
El Padre es la suprema autoridad del universo y el ha tomado de su autoridad y la ha puesto sobre aquellos a quien el ha escogido delegarla. La única manera de que el Padre pueda poner su autoridad sobre nosotros es que nos ganemos su confianza a través de la obediencia. La sumisión a la autoridad de Dios tiene que ser una revelación a nuestro corazón, la sumisión va mas allá de un sentimiento o deseo. Jesús se despojó de su deidad y aprendió la obediencia que lo llevó a cumplir con la voluntad del Padre hasta llegar hasta las últimas consecuencias de esa decisión que fue la misma muerte en la cruz.
No puedes ser autoridad si no tienes sumisión; como mujeres llamadas al ministerio necesitamos mantener un corazón obediente, primeramente al Señor y después a las autoridades espirituales que han sido puestas sobre nosotros, comenzando por nuestro esposo, algunas veces puede resultarnos mas fácil sacrificar de lo nuestro, aunque sea un precio alto de pagar, que el obedecer. La palabra dice: el obedecer es mejor que los sacrificios. La obediencia supera a lo que podamos hacer o sacrificar.
La mayor cualidad que se pueda encontrar en una mujer en el ministerio es la sumisión y obediencia, pues si Dios sabe que puede contar incondicionalmente con tu corazón, sabrá también que te puede confiar cualquier cosa y serás fiel en realizarla. Maria halló gracia ante los ojos de Dios no por sus habilidades o dones que pudiera poseer, sino por lo que Dios vio en su corazón una rendición y obediencia completa a la voluntad del Padre. Recuerda que si le rindes tu completa obediencia al Señor, el añadirá los dones, gracia y sabiduría que requieras para hacer su obra. El es el que hace lo extraordinario y sobrenatural, tu da tu completo corazón.
Tus Recursos:
Las Riquezas Espirituales
a Tu Alcance
“… EL Dios de nuestro Señor Jesucristo,
el Padre de Gloria, os dé espíritu de sabiduría
y revelación en el conocimiento de él,
alumbrando los ojos de nuestro entendimiento, para que sepáis la esperanza a que él
os ha llamado, y cuales las riquezas
de la Gloria de su herencia en los santos”.
Efesios 1:17-18.
Al ser llamados por Dios, recibimos junto con el llamado, la gracia y la medida de fe para el ministerio que nos capacita y habilita para el trabajo. Conforme nos exponemos al tratar del Señor en nuestro corazón crecemos en entendimiento y revelación de la voluntad de Dios para nuestra vida.
No hay nadie que pueda enseñarte tu llamado; puede Dios enviar profetas, gente que te de una palabra para confirmar lo que Dios haya puesto en tu corazón o que te muestre algo sobre su propósito para tu vida; pero tu, solamente tu puedes inquirir en la presencia de Dios y recibir revelación completa, pagar el precio de tu llamado y finalmente mostrárnoslo con tu vida.
Siempre recuerda que quién te llamo fue el Señor Jesucristo, y cada lucha, necesidad o dificultad que enfrentes no le es desconocida, ha prometido estar contigo hasta el fin aún cuando no pudieras contar con el apoyo de alguien más, el siempre permanecerá fiel.
Conforme tu seas fiel a ese llamado y lo cumplas Dios añadirá, sabiduría, autoridad, poder y recursos para que cumplas con tu ministerio. El don de Dios en ti hará que las puertas te sean abiertas y te lleven al cumplimiento de tu destino. Usa lo que hoy esta en tu mano, no dependas de tus habilidades humanas confía en la gracia sobrenatural de Dios que opera dentro de ti, has tu trabajo confiando en los recursos sobrenaturales de Dios, porque cuando tu fe, tu amor, tu fuerza no alcanzan para hacer la obra de Dios, la fe, el amor y la fuerza de Dios no se agotan, son ilimitados y se renuevan constantemente; depende absolutamente de Dios, no de tu humanidad y veras corazones siendo libres, gente siendo sanada y restaurada ,veras multiplicarse los recursos en tus manos, sobrenaturalmente a través del poder del Señor.
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